Todo lo copian con nefastos resultados
Francisco Rodríguez viernes 21, Jul 2017Índice político
Francisco Rodríguez
Guiados por la necesidad imperiosa de establecer un poder ejecutor ágil y combativo frente al imperio británico, los colonos del Mayflower inventaron la figura constitucional del presidencialismo, dotado de las atribuciones necesarias para subsanar los obstáculos y frenos del Parlamento a las decisiones emergentes y urgentes que requerían las antiguas 13 colonias.
Los teóricos funcionalistas de la ciencia política del siglo XX ensalzaron las bondades de la figura presidencialista, equidistante del obsoleto parlamentarismo monárquico y la tiranía personal. En México lo copiamos a pie juntillas. No es necesario decirlo, como siempre, lo desvirtuamos, pervirtiéndolo en una institución podrida y caduca. Realmente letal.
En algunas etapas transitadas desde su origen en el cardenismo, el sistema presidencialista a veces fue funcional y su forma de gobierno, cuando estuvo en manos de algunos sensatos, cumplió su función de expresar rasgos de convicciones colectivas: independencia y defensa de la libertad. Desafortunadamente, fueron muy pocas.
Pero de una cosa no hay duda: se incurrió en excesos deleznables, represiones, fantochadas y entreguismos, consecuencia lógica de ejercer un poder total sin contrapesos. Se socavó el nacionalismo. Se cedió la soberanía y se líquidó el concepto de patria. Ética y responsabilidad ante la ciudadanía, se lanzaron al cesto de la basura. Elegimos fantoches. A través de concesiones, autorizaciones, recortes, cesiones, desincorporaciones y mecanismos administrativos reglamentarios y autoritarios fueron mermadas o de plano abandonadas, en un marco de corrupción y frivolidades, para terminar en el estercolero. Las facultades metaconstitucionales otorgadas por congresos sumisos y burocracias adocenadas, acabó en fracaso total.
Así como se copiaron textualmente experiencias ajenas en ese renglón, incurrimos en errores propios de descerebrados. Múltiples figuras cayeron en ese error. Son tantas, que sólo pueden reseñarse algunas. La Reforma Política de Reyes Heroles, calcada de los códigos alemanes en la materia… La contraloría administrativa, copiada íntegramente del código ético de la Armada estadounidense…
…la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que acabó siendo una oficina burocrática para justificar todo tipo de abusos e inconsecuencias del poder… el nuevo sistema penal acusatorio, decantado en un instrumento para la venganza y la depredación… los juicios políticos, pasaportes a la impunidad… los organismos de transparencia y rendición de cuentas, palafreneros de los intocables… los organismos constitucionales autónomos, gran escaparate de sueldos de sultanes y de favoritos… y un largo etcétera.
El gobierno mexicano en su conjunto es un producto de la copia. Si en un principio las figuras adoptadas ad libitum eran novedosas y funcionales, la cloaca del sistema pervirtió de entrada su objetivo, convirtiéndolas en una vulgar réplica, en una mala sombra de sus principios. “Piratería” pura.
Las figuras penales constitucionales de delincuencia organizada, lavado de dinero y ejercicio de recursos de procedencia ilícita, adoptados en las últimas décadas, cuya imputación en otras latitudes serviría para mandar al paredón o a la condena perpetua a quienes se atrevieran a cometerlos, aquí son pantalla de obtusos. Porque el gobierno mexicano las utiliza al socaire, sólo para justificar decisiones al más alto nivel que acaban siendo agua de borrajas. Se aplican a troche y moche, a cada uno de los adversarios y compañeros incómodos de viaje, porque no conocen algo más para indiciarlos. Sin embargo, no han podido integrar una sola averiguación para fundamentarlas.
Durante los cinco años del llamado sexenio, esas figuras penales estelares han sido de pena ajena. Incluso, en las imputaciones que se han hecho a los principales criminales públicos traídos a juicio, las mismas son la llave de impunidad, la que les permitirá, por la debilidad de las acusaciones de la PGR y de los gobiernos estatales, alcanzar la libertad sin pisar un juzgado. Sin comparecer ante la furia ciudadana.
En México todo es nylon, light, “pirata”, engañifo. No puede ser de otra manera. El poder se encuentra secuestrado por una cauda de favoritos y protegidos. Frente a ellos no hay instituciones que valgan. No existe el reclamo ciudadano, ni el pudor, ni el límite a los excesos. Es el reino de lo rocambolesco.
Sí se habla de copiar la segunda vuelta electoral, todos sabemos de inmediato a qué partido trata de beneficiarse con esa “reforma estructural”. El gobierno recula, al observar que todo esfuerzo es nulo en tal sentido, pues el candidato tricolor jamás quedará posicionado en los dos primeros lugares. Pretende buscar lo que no ha perdido, mucho menos ganado.
Si se habla de copiar del extranjero un gobierno de cohabitación, inmediatamente salen los acomodadores legislativos y “ciudadanos” que cuadran sus objetivos para que salga beneficiado el metaconstitucional presidentito que emerja de las votaciones mayoritarias que en realidad son minoritarias. El gazapo absoluto, frenético, descerebrado, inútil.
Al revisar todas las iniciativas formales que se han presentado, dentro y fuera de las cámaras federales, se observa de primera intención que la tirada en todas ellas es proponer al respetable que sí, que puede haber un gobierno de coalición, pero designado por el presidente electo, dos meses antes de tomar posesión.
Una regada monstruosa. Pues todo aquél que tenga dos dedos de frente, sabrá que esas intentonas irán al fracaso, al pozo de las promesas incumplidas. Un gobierno real de coalición sólo puede surgir del compromiso electoral entre las fuerzas políticas, antes de entrar a la competencia electoral. No después.
Así se hace en todo país serio que se propone adoptar la cohabitación política. Ah, pero como México no hay dos, creen que nos chupamos el dedo, y comulgaremos con esas ruedas de molino. La coalición es o no es. No puede subsanarse con el análisis postelectoral que hagan las Cámaras federales de los currícula y las propuestas de gobierno que puedan hacer los notables ungidos en las carteras.
Es una burla pantagruélica la que pretenden elevar a norma constitucional los badulaques hechizos del sistema. Es jugar otra vez con la esperanza, detener a todo trance las exigencias populares de un gobierno de coalición emergido de un frente amplio que conjugue y exalte los valores más preciados de la mexicanidad.
Y el PRI se enfila a ungir como candidato a Videgaray y/o Meade
Albarda sobre aparejo. Junto a la dichosa iniciativa del fantasmal gobierno de coalición, el partidazo se enfila a su Asamblea dedicada a ungir a Videgaray, no sin antes sacar a su telonero, Ochoa Reza, a proferir una serie de zarandajas, dignas del museo de la risa. Nadie le cree una jota.
Menos cuando se refiere a que, como en el PRI no hay caballos gordos, deberán buscar a un externo. Se refiere a un paria desarraigado, a un mal producto del panismo calderonista, a Meade, habilitado como secretario de todo. Un saldo acreditado como alfil de la burocracia dorada, listo para barrer y trapear, al gusto del patrón… cualquiera que sea el patrón.
Mucho menos cuando se refiere a métodos de consulta a las bases, por las vías de las urnas o del consenso de los grupos. La democracia interna del partidazo ya es cosa juzgada. En el caso de alguna litispendencia política nadie creerá en las decisiones que sean resueltas por el INE del hijín de Arnaldo Cordova, ni por la estructura judicial electoral aún al servicio del casadero Humberto Castillejos Cervantes.
Lo dicho: el gobierno mexicano es un producto bizarro de las copias. A falta de ideas propias, los mandarines toluquitas importan lo que sea, con tal de ser creíbles. Pero, como todo, lo hacen mal. Con aviesas intenciones, con nefastos resultados. No tienen remedio. Su copy-paste, siempre es fallido. ¿Usted qué haría?
Índice Flamígero: Tras la declaración, hace dos días, de Miguel Ángel Osorio Chong —“hay que tener fe en la Procuraduría”—, el secretario de Gobernación, en redes circuló una frase lapidaria, contundente: “Confirmado: El único que tiene fe en la PGR es Javier Duarte”. Nada para asombrarse, a final de cuentas. El hidalguense es, también, producto de la piratería. Sus credenciales académicas, sus supuestos entorchados, llevan el sello inconfundible de la Universidad de (la Plaza de) Santo Domingo. + + + En ese sentido, lo que Javier Duarte tiene no es fe, que es creer en lo que no existe, sino certeza absoluta de que su cómplice jamás podrá refundirlo en la cárcel. + + + Creciente enca…nijamiento del foro de abogados con la multicitada PGR y, sobre todo, con su titular Raúl Cervantes. La actuación de los MP’s enviados al juzgado en el que se lleva el caso del ex gobernador veracruzano ha puesto en entredicho a quienes abrazan la carrera del Derecho. Otro gallo cantaría, dicen algunos, si en ese mismo caso hubiese dinero en el cajón o por debajo del escritorio. Y sí, tienen razón, el llamado nuevo sistema penal acusatorio ha evidenciado a los leguleyos del sector oficial, impreparados, incapaces… + + + Me escribe un viejo y querido amigo duranguense: “Para echarle más leña al fogón, como decimos, la empresa española que construyó el famoso Paso Exprés es la misma que fracasó en la autopista Mazatlán– Durango, que costó 29 mil millones de pesos, cuando originalmente estaba presupuestada en 12 mil. Ahora mismo le están agregando otros 3 mil millones de pesos —moche incluido— para reparaciones. Tienen cerrados tres carriles, en algunos de los tramos, y el que haya un solo carril para los dos sentidos ya ha provocado decenas de choques y cobrado muchas víctimas. El tiempo de recorrido se ha incrementado hasta en un 100%, debido a los trabajos que lentamente llevan a cabo. La empresa que parece propiedad de Benito Neme —¿se la daría en concesión su doble compadre?— incrementó apenas los costos del peaje y convirtió a esta vía en la más cara de todo el país. El gobernador de Durango y prácticamente todos los sectores productivos de la entidad demandan que Caminos y Puentes dé un descuento a los usuarios, debido a la situación lamentable de la autopista”.
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